Asistimos a lo que parece ser un resurgimiento de un autoritarismo salvaje y extremo: los repuntes de partidos calificados de “ultraderecha”, fascistas o neonazis en el poder en países europeos y la proliferación de un discurso racista, conservador y autoritario en su más alta expresión.
La representación parlamentaria en algunos países de Europa
En Austria, Heinz-Christian Strache, presidente del partido EPO (Partido de la Libertad de Austria), fue la tercera fuerza política más votada en las últimas elecciones de octubre de 2017 con un 26% de los votos y 51 escaños.
En Hungría el líder político Gábor Vona del partido JOBBIK (Movimiento por una Hungría mejor) fue tercera fuerza en el año 2018 con un 19% de los votos y 26 escaños. Este partido, claramente ultranacionalista y con un fuerte discurso racista y xenófobo, se ha convertido en la principal fuerza de la oposición del ganador y actual presidente Viktor Orbán, líder del partido conservador nacionalista Fidesz gracias al 48.9% de los votos.
En Alemania el partido AfD (Alternativa para Alemania) obtuvo un 12,6% de los votos y 94 escaños obtenidos en las últimas elecciones de septiembre de 2017, convirtiéndose en el principal partido de la oposición que lidera Ángela Merkel, gracias a la coalición que hace posible que la canciller alemana continúe en el poder. Es un partido político alemán de ideología euroescéptica, que se sitúa entre la “derecha” y la “ultraderecha”.
En la vecina Francia, las elecciones del año 2017 celebradas entre el 23 de abril y el 7 de mayo (dichas elecciones fueron compuestas por dos vueltas), Marine Le pen, líder del RN (Agrupación Nacional por la unidad francesa, anterior FN, Frente Nacional) obtuvo el 33.9% de los votos convirtiéndose en la segunda fuerza más votada en Francia y la principal oposición al actual presidente del partido ganador, Emmanuel Macron. El RN se define como heredero de la derecha nacional y sus orígenes se encuentran en una coalición de partidos de la extrema derecha francesa, cuando fue fundado en octubre de 1972 y presidido desde ese momento hasta enero de 2011 por Jean-Marie Le Pen. A partir de entonces fue sustituido por su hija Marine Le Pen.
En Holanda, Geert Wilders, presidente del partido PVV (Partido Por la Libertad), es la segunda fuerza más votada con un 13,1% de los votos y 20 escaños en las elecciones del 15 de marzo de 2017. Es un partido euroescéptico, nacionalista y de “derecha populista”.
En las últimas elecciones suecas celebradas en septiembre de 2018, el partido de derechas, SD (Demócratas de Suecia), obtuvo un 17,53% de los votos y 62 escaños, situándose como tercer partido más votado en este país. A este partido se le denomina de la “derecha populista”, nacionalista y antiinmigración. Su representante político, Jimmie Åkesson, lo es desde el año 2005 a pesar de su fundación en el año 1988. Este partido tiene sus raíces en el fascismo sueco mediante la unión de varios personajes políticos de distintos partidos fascistas y nazis como Framstegspartiet (Partido del Progreso), Nysvenska Rörelsen (Movimiento Neosueco), Sverigepartiet (Partido de Suecia) y Bevara Sverige Svensk (Conservad a Suecia Sueca). Entre sus principales fundadores cabe destacar a Leif Ericsson y Gustaf Ekström, este último fue voluntario de las Waffen-SS durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de los 90, el partido era visto como un movimiento claramente neonazi y en tiempos más recientes, la cabeza del partido intenta pulir la imagen, tratando de ocultar sus raíces. Fue principalmente un movimiento nacionalista blanco durante los primeros años de la década de 1990.
En Italia, las elecciones celebradas el 4 de marzo de 2018, La Lega (antigua Liga Norte italiana) ha sido la fuerza mayoritaria entre los votantes italianos. Matteo Salvini, líder de este partido de “derechas”, obtuvo la victoria con el 37,25% de los votos y 265 escaños.
En Polonia el partido PIS (Ley y Justicia) ha sido la fuerza más votada en las últimas elecciones de mayo de 2015. Andrzej Duda obtuvo el 36.7 % del total y 235 escaños. Es un partido de ideología católica, conservadora y de “derechas”.
En Grecia cuentan con la presencia del partido neonazi Amanecer Dorado, encabezado por Nikos Michaloliakos, un exmilitar que formó parte del cuerpo de paracaidistas del ejército griego y que en 1978 fue detenido por posesión ilegal de armas y explosivos. Han recaudado el 7% de los votos y 18 escaños. Aunque rechazan ser calificados como nazis, han elogiado la Alemania nazi reiteradas veces y sus diputados, en el parlamento, han sido filmados gritando consignas nazis. El grupo es de carácter racista y xenófobo, en tanto que el líder del partido lo ha identificado abiertamente como nacionalista, racista y en contra de la inmigración. Tanto los representantes de este partido como sus militantes y seguidores, protagonizan episodios de enfrentamientos en las calles con bastante frecuencia (palizas a migrantes, conflictos con grupos antifascistas, quema de centros sociales, ataques a centros de acogida de refugiados, etc.)
En Finlandia, Timo Soini, es el Ministro de exteriores y líder de Finns Party (Partido de los Finlandeses, el grupo de “ultraderecha” anteriormente conocido como Verdaderos Finlandeses) obtuvo un 17,7% de los votos y 38 escaños, situándose en el segundo puesto de las fuerzas políticas más votadas del país en las elecciones del abril de 2015. El partido ha sido capaz de aglutinar diversas facciones bajo la idea del euroesceptismo. Entre los aliados se encuentran agricultores, conservadores y grupos muy cercanos al nazismo, como es el caso de Suomen Sisu.
Desmontando el discurso fascista
La mayoría de las características que siguen, no son exclusivas del fascismo dado que comparten terreno también con las distintas democracias y estados. Pero en el fascismo, podemos decir, que son más visibles y de una menor sutileza.
– Nacionalismo exacerbado: Esta idea se basa en construir una identidad a base de una lengua, una cultura y costumbres comunes. Estas construcciones que calan en el imaginario social creando una sensación de comunidad, generan un modelo inamovible de lo que se considera la cultura de un conjunto de personas que viven en un determinado territorio, es decir, no facilita el cambio e intercambio entre culturas diferentes (a pesar de la naturaleza del ser humano y de las sociedades a dichos intercambios por los procesos migratorios inherentes al ser humano) y crea así un concepto cerrado y fanático de lo que es ser considerado, por ejemplo, una persona nacida en España. Esto, como estamos pudiendo ver con los últimos acontecimientos en Cataluña, genera grandes conflictos e ideas bastante insensatas que propician el enaltecimiento de un patriotismo y nacionalismo sin sentido e inducido (ya sea por uno u otro nacionalismo). Ataques racistas, pérdida de lazos entre personas que se encuentran en la misma situación pero que se ven separados por una cuestión de “identidad nacional” (y son capaces, incluso, de acabar defendiendo a una burguesía o élites dominantes con las que no comparten absolutamente nada), desviación de la atención hacia problemas reales, utilización de un concepto tan abstracto y tan basado en los sentimientos y el “sentir nacional” sujeto a la libre interpretación de cada uno… En el fascismo, todo esto se materializa mediante una importante militarización de la sociedad y obligatoriedad a cumplir con dicho servicio. A parte, esto entraña un belicismo y participación en guerras bastante importante con el argumento de la defensa de las fronteras y la pureza nacional.
– Racismo: El principal argumento y el más fácil. Esto es realmente sencillo de divulgar en un momento en el que se han sucedido las distintas mal llamadas “crisis migratorias” y estas personas han estado en el punto de mira de medios, noticias, debates y coloquios de barrio. El porvenir de una persona migrante que ha cruzado medio mundo pensando que podría tener alguna posibilidad en algún país occidental, persiste en el imaginario colectivo de la mayoría de las personas que vienen de fuera y que miran a occidente con la esperanza de encontrar oportunidades laborales y económicas. Lo cierto es que estas personas tienen el doble de posibilidades de ser pobres en los países a de destino, dado que son obligados a abandonar sus países con todo lo que ello conlleva y jugándose la vida en mitad del océano en pateras que terminan naufragando sin mayores miramientos para nuestro lado del mundo (muchas veces, a través de mafias que se aprovechan de la situación). Se lanzan como última opción para poder buscarse la vida a un viaje con un más que posible no retorno o, en el peor de los casos, con un fatídico final en el que terminar ahogado en el mar por un naufragio, es una posibilidad más que elevada; de la misma forma que saltando una valla o siendo duramente golpeados y reprimidos por las fuerzas de seguridad de los países de destino. Esto, sumado a la también usual omisión de socorro que practican los Estados de origen cuando existe una alerta en el mar a causa del posible accidente de una patera, hace que la inmigración a día de hoy suponga un auténtico drama humano y político ante el cual los únicos responsables son los gobiernos y los intereses económicos de los mismos. A pesar de ello, quienes consiguen afincarse en los países de destino (legal o ilegalmente) suelen ser utilizados como mano de obra barata, cuando no casi gratuita, suponiendo un alto beneficio al gobierno y empresarios a pesar de que se nos intenta meter la idea de que “los migrantes nos cuestan más de lo que producen”.
– Autoritarismo: Es el sometimiento absoluto de una autoridad, idea totalmente integrada en todo tipo de dictaduras. El fascismo utiliza dicho sometimiento a través de los valores de obediencia, lealtad, compromiso con la nación, ausencia de crítica… es contrario a la participación y decisión política de los individuos, con un fuerte establecimiento del orden social violentamente impuesto y sin lugar a réplica.
– Homofobia: Odian a los homosexuales. Su arcaico concepto de que tenemos que mantener relaciones íntimas y personales entre personas del distinto sexo, choca de lleno con un amplio sector de la población que, a pesar de la represión que supone el manifiesto de su elección, han decidido dejar de auto-reprimirse desde hace mucho tiempo para elegir cómo y con quién mantener relaciones sexuales, compartir su vida, casarse, tener hijos, etc.
– Censura y ausencia de libertad: El fascismo oculta información a la población constantemente. Suprime las opiniones y las versiones que no le interesa o que pueden hacerle daño. Se practica la desinformación y ello va ligado a la manipulación. Esto se hace para controlar la opinión de las personas y evitar así la libertad de pensamiento y de acción.
– Patriarcado: En su ideal, el hombre predomina en todos los aspectos de la estructura del discurso fascista. La mujer, queda relegada a un plano invisible, siendo un objeto utilizado por el hombre y sin ningún tipo de valor más que el de ama de casa, cuidadora y figura femenina en las relaciones sexuales y familiares.
– Represión: Consiste en impedir cualquier tipo de comportamiento, acción, sublevación u organización en contra del régimen dominante. Va en contraposición de cualquier tipo de libertad política e individual y utiliza todos los medios a su alcance para eliminar cualquier atisbo de rebeldía u oposición. La represión fascista se ha caracterizado siempre por ser muy violenta y ha dejado cientos de miles de personas fusiladas, presas, torturadas y vejadas mediante los peores y más retorcidos métodos de castigo.
Cuando el río suena…
Es un hecho que el aumento de las ideas fascistas y cercanas a éstas están empezando a calar en la sociedad y en el ámbito parlamentario de Europa.
Parte de este auge se debe a la “crisis” económica y a la desacreditación de buena parte de la clase política en los últimos años. En su lugar, queda un hueco, un vacío que todo tipo de oportunistas y avispados intentan llenar. Soluciones populistas contra los desahucios, el paro, la precariedad laboral, la inmigración, la corrupción, etc. no se hacen esperar por parte de todo tipo de ideologías y signos políticos y el discurso fascista, no ha sido menos.
Lo cierto es que la gente tiene problemas y quiere soluciones. Algunas veces ni siquiera hay un especial interés en profundizar demasiado en quiénes son los responsables, sólo en obtener soluciones rápidas y que llenen las expectativas y necesidades de quienes las reclaman. En otras ocasiones, si que se trata de buscar a los responsables y se acierta cuando se señala a políticos y empresarios como culpables de la situación que nos acontece. Y en otros momentos, se desvía la responsabilidad bajo un discurso oportunista y peligros: la inmigración, el nacionalismo, la patria, las fronteras, el odio y el enfrentamiento entre iguales.
El fascismo pretende crear un caldo de cultivo determinado que les permita poco a poco a poco desenmascararse cuando hayan conseguido el seguimiento necesario.
Por supuesto no podemos olvidar que el conflicto catalán en lo que al estado español se refiere, también ha hecho lo suyo y valiéndose de una coyuntura social hipnotizada entre la “ruptura de España” y el “independentismo”, se ha abierto la veda a los enfrentamientos en la calle, protestas polarizadas sin sentido, agresiones racistas, aumento de ideas fascistas, aumento de grupúsculos neonazis, etc.
Si además de todo esto tenemos en cuenta que la democracia actual está tomando una deriva cada vez más autoritaria y con ciertos tintes fascistas cargados de aumento de represión, medidas de austeridad, censura, militarización, etc., se obtiene como resultado el panorama político y social actual.
Y es que, las democracias y los Estados, utilizan al fascismo cuando mejor les viene, especialmente en tiempos de “crisis” ya sea económica o social y de valores. Nunca hubo ruptura, ni transición. Lo que hubo es continuismo y como tal, la democracia española es heredera directa del franquismo. Heredera de sus cargos políticos, de sus calles, su simbología, sus leyes y sus simpatías con el régimen del que precede.
Cierto es que no podemos trazar una línea de igualdad entre todos los partidos fascistas o de “derechas” de la actualidad europea. Si bien algunos aún optan por la estrategia del camuflaje y el especial cuidado a la hora de expresar su discurso bajo el patriotismo y la excusa de que la culpa la tiene la inmigración, otros no se cortan un pelo y se muestran más o menos como son sin ocultar sus preferencias y objetivos. Asíque a día de hoy, nos encontramos con la Italia de Salvini trasladando inmigrantes que han solicitado asilo, a Hungría prohibiendo a gente sin casa dormir en la calle, a Bélgica celebrando el triunfo municipal con saludos nazis, a Marine Le Pen protestando en contra de la acogida de refugiados en un pueblo de Francia y a Vox llenando el Palacio de Vista Alegre del barrio de Carabanchel cuando nadie daba un duro por ellos.
Allá donde hay fascismo, siempre hay resistencia
Si bien es cierto que el auge de los nuevos fascismos es un hecho real, es cierto también que no han faltado ejemplos durante el trascurso de la historia que han tratado de eliminar estas doctrinas autoritarias y absolutistas.
Es por ello que es necesario estar atentos y no dejarnos llevar por discursos fáciles y vacíos de contenido. También, en estos tiempos y, bajo este prisma social a nivel europeo, hay bastantes ejemplos de cómo muchas personas ya se han dado cuenta de que la mentira y la manipulación tienen las patas muy cortas. No son pocas las ciudades europeas con cierta presencia fascista, ya sea en el parlamento y/o en la calle, que han salido a la calle para plantar cara a esta nueva oleada. Manifestaciones, acciones de auto-defensa, protección y reforzamiento de espacios susceptibles de ser atacados, patrullas vecinales de vigilancia, ataques a sedes de partidos nazis y locales, pintadas, acciones propagandísticas, charlas, conciertos solidarios, etc.
Es posible desmontar el discurso fascista, no caer en sus mentiras y combatirlo mediante la auto-organización en los barrios y pueblos.